El cambio climático está transformando los ecosistemas en todo el mundo, creando nuevos desafíos para la agricultura. Una de las preocupaciones más urgentes para los agricultores y productores de alimentos es el aumento en la resistencia de plagas y enfermedades. A medida que aumentan las temperaturas globales, cambian los patrones de lluvia y los eventos climáticos extremos se vuelven más frecuentes, permitiendo que las plagas y los patógenos prosperen de formas que alteran las prácticas agrícolas tradicionales. Afortunadamente, las biosoluciones ofrecen un camino sostenible hacia adelante, ayudando a mitigar estos efectos mientras promueven ecosistemas más saludables.
Entendiendo la resistencia a plagas y enfermedades
La resistencia a plagas y enfermedades ocurre cuando las plagas, insectos, hongos, bacterias o virus se adaptan a las medidas de control diseñadas para combatirlos. Los pesticidas y herbicidas químicos se han utilizado tradicionalmente para proteger los cultivos. Sin embargo, el uso excesivo de estos químicos ha llevado al desarrollo de poblaciones de plagas resistentes. Por ejemplo:
- Insectos como la polilla de la col han desarrollado resistencia a múltiples clases de insecticidas.
- Patógenos, como ciertas cepas de hongos de la roya en el trigo, se han vuelto menos sensibles a los tratamientos fungicidas.
- Malezas como la Amaranthus palmeri están mostrando una tolerancia creciente a los herbicidas.
La aparición de estas especies resistentes representa desafíos significativos para la seguridad alimentaria mundial, ya que reduce la efectividad de los métodos de control convencionales.
El papel del cambio climático
El cambio climático está agravando la propagación y evolución de plagas y enfermedades. Las temperaturas más cálidas y las temporadas de cultivo más largas permiten que las plagas sobrevivan en regiones que anteriormente eran inhóspitas. Por ejemplo:
- Mayor alcance: climas más cálidos permiten que plagas como el gusano cogollero se expandan a nuevos territorios, afectando cultivos como maíz, arroz y sorgo.
- Reproducción acelerada: temperaturas más altas aceleran los ciclos de vida de las plagas, aumentando el tamaño de las poblaciones y su potencial de daño.
- Dinamismo patógeno alterado: los cambios en los patrones de humedad y precipitación fomentan el desarrollo de enfermedades de las plantas como el mildiú polvoriento y el tizón tardío.
Estos factores generan un efecto dominó, intensificando las pérdidas agrícolas y amenazando las cadenas de suministro alimentario global.
Biosoluciones: la alternativa sostenible
A medida que los controles químicos pierden eficacia, las biosoluciones emergen como una estrategia revolucionaria para la gestión de plagas y enfermedades. Las biosoluciones incluyen bioinsecticidas, biofungicidas y bioestimulantes derivados de fuentes naturales como bacterias, hongos y extractos de plantas. ¿Cómo funcionan?
- Acción específica: las biosoluciones actúan de manera selectiva, atacando plagas y patógenos específicos sin dañar organismos beneficiosos.
- Reducción de resistencia: las biosoluciones disminuyen las probabilidades de desarrollo de resistencia al interrumpir plagas y enfermedades mediante una variedad de mecanismos.
- Beneficios ambientales: a diferencia de los químicos sintéticos, las biosoluciones se degradan rápidamente en el ambiente, reduciendo la contaminación y protegiendo la biodiversidad.
Ejemplos efectivos de biosoluciones incluyen el uso de Bacillus thuringiensis (Bt) para combatir orugas, y especies de Trichoderma para controlar enfermedades fúngicas.
Combatir los desafíos climáticos con biosoluciones
Las biosoluciones ofrecen varias ventajas para abordar los crecientes desafíos de plagas y enfermedades impulsados por el cambio climático.
- Flexibilidad adaptativa: muchas biosoluciones pueden adaptarse a entornos y plagas específicos, lo que las hace ideales para condiciones cambiantes.
- Mayor resiliencia de los cultivos: los bioestimulantes fortalecen las defensas naturales de las plantas, permitiéndoles combatir el estrés de manera más efectiva y mejorando su resistencia a plagas y enfermedades.
- Manejo integrado de plagas (MIP): combinar biosoluciones con métodos tradicionales crea un enfoque holístico para el control de plagas y enfermedades, maximizando la eficiencia y minimizando el daño.
Rovensa Next: biosoluciones para combatir la resistencia a plagas y enfermedades inducidas por el clima.
Rovensa Next ofrece una gama innovadora de biosoluciones diseñadas para abordar los desafíos del cambio climático. Por ejemplo:
- Los bioestimulantes elaborados a partir de extractos de Ascophyllum nodosum, como Flanquer Box, cuenta con triple acción: efecto antiestrés, estimulante y transportador (carrier). Phylgreen, Rootex y Barrier, aumentan la tolerancia al estrés abiótico.
- Además, productos como Iber humus Ps90 y Iber Humus SL mejoran la salud del suelo y la disponibilidad de nutrientes al proporcionar ácidos húmicos concentrados y micronutrientes esenciales que mejoran la absorción de macro y micronutrientes.
En el manejo de plagas y enfermedades:
- Las soluciones de biocontrol, como las piretrinas, son bioinsecticidas comúnmente utilizados en estrategias de MIP debido a sus propiedades de bajo residuo y control de plagas a largo plazo.
- Nuestra solución incluye Tec-Fort, insecticida natural, de rápido efecto de control, patentado por la Tecnología PROMICELL®, combina piretrinas naturales seleccionadas provenientes de las flores de Chrysanthemum cinerariaefolium con diversos antioxidantes, coadyuvantes y otros coformulantes para dar lugar a un bioinsecticida altamente estable y eficaz.
- Además, nuestros productos a base de Bacillus subtilis, como Ospo-vi55, biofungicida biólogico con acción preventivo y curativo para el control de oídio en frutilla y uva; Ospo-Bot, biofungicida cero residuos para el control de Botrytis cinerea en uvas y arándanos.
Con estas soluciones, se reduce la dependencia de los agricultores en productos químicos sintéticos mientras se promueven prácticas agrícolas sostenibles, garantizando la salud de los cultivos y la estabilidad de los rendimientos en un clima cambiante.
Conclusión: invirtiendo en un futuro resiliente
A medida que el cambio climático sigue alterando los sistemas agrícolas, combatir la resistencia a plagas y enfermedades será un desafío crítico. Integrar biosoluciones en las prácticas agrícolas puede promover una agricultura sostenible y garantizar la seguridad alimentaria. Gobiernos, investigadores y actores de la industria deben trabajar juntos para aumentar la conciencia, la inversión y el acceso a estas herramientas innovadoras. Los agricultores y expertos agrícolas tienen un papel fundamental en liderar este cambio. Adoptar las biosoluciones no solo aborda los desafíos actuales, sino que también construye resiliencia para el futuro.
Fuentes y referencias:
FAO (Food and Agriculture Organization of the United Nations). (2021). The Impact of Climate Change on Plant Pests and Diseases. Retrieved from www.fao.org
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